viernes, 26 de noviembre de 2010

Capitulo 2°

Hace veinte años, cuando el mundo parecia más puro y brillante, una joven pareja enamorada recibió el mejor aviso que le puede llegar a una pareja de recien casados. "El que no estarian solos", "el que ahora serian una hermosa familia"; los hizo saltar de alegría. Corrieron por todas partes tirando felicidad al mundo como una piñata de cumpleaños. En esos tiempos, la gente no se sorprendía que sonrieran, asi que no se impresionaron demasiado, pero no dudaron en felicitarlos y apoyarlos.
Fue así, que después de ocho largos meses y unas horas en el pabellon, dijo "hola" al mundo, Mariana. Cualquiera que la viera diria que era igual al resto de los bebes recien nacidos, pero para sus padres era un diamante, era lo mas hermoso y maravilloso en el mundo. Con unos ojos café profundo, tes blanca y cabello negro como la noche, Marianita, como sus padres y familiares le decían, era una niña sana y normal ante los ojos del mundo. Pero nadie advertía lo que realmente era.
"Una pequeña sana, alegre y ordenada", era facilmente una descripcion de ella a los cuatro años. Delgada, de cabello liso y suelto hasta los codos, parecia un angel, puesto que irradiaba alegría y energia a quien viera. Sin embargo, todo cambio cuando llego el día de su cumpleaños número cinco.
La tarde de su cumpleaños, Mariana, estaba en su pieza colocandose su vestido y corona para la fiesta. Cuando Alicia entro en la pieza para ayudarla, vio sorprendida que algo estaba mal.

- ¡Mariana!¡¿qué estas haciendo?! - pregunto histerica mientras se acercaba a sancadas.
- Nada - respondio sonriendo - solo estoy cominedo - sonrio, dejando a la vista unos perfectos y relucientes dientes rojos.
- Pero... ¡¿Qué rayos estas comiendo?! - arrebatando le de las manos una paloma, a la cual le faltaba gran parte del cuello.
- No estaba haciendo nada. Solo tenía hambre - dijo haciendo un puchero.
- ¡Esto no se come! ¡si tenias hambre me tendrias que haber dicho!
- Pero.. pero... pero es que no me gustan las comidas que tu me das - dijo con lagrimas en los ojos.
- ahh... ¿qué se supone que deba hacer? - dijo Alicia sin pensar. Estaba conmivida, pero ¿quien no lo estaría?, un niña de tan solo cinco años que parece un ángel caído del cielo llorando ante tus ojos por hambre, ¿quién no se conmovería?
- Devuélvemelo... quiero que me lo devuelvas.
- Hija no puedes comer esto. Esto es una paloma. Si todavia tienes hambre podemos bajar a comer algo...
- ¡NO! ¡NO QUIERO! ¡YO LO QUIERO! ¡A-H-O-R-A!

Diciendo esto sus ojos cambieron, ya no parecian los de una dulce niña sino mas bien los de un animal hambriento. Su madre, asustada, se alejo despacio y lentamente, pero no sin soltar y ocultar la paloma, que aun sangraba en su mano, manchando con gotas carmesis el suelo de la habitación.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Parte III

En medio del silencio agónico, se escucharon unos pasos apresurados y una respiración agitada.

- ¡Mamá, Mamá, ya te traje el celular! - anunció Matías no bien alcanzó a ver la puerta del baño.

Fue impresionante como una cara cansada y llena de preocupación y esperanza, se transformaba rápidamente en miedo y desesperación. En shock, Matías, cayó de rodillas a la entrada del baño, soltó el celular, se llevó las manos a la boca y grito:

- ¡MAMÁ, MAMÁ, MAMÁÁÁÁ!

Mientras que de sus ojos no dejaban de asomarse un sin fin de lagrimas. Pero su llanto no estaba solo en el silencio letal que inundaba la habitación, puesto que rápidamente fueron acompañados por otro par de pies presurosos y agitados, que al entrar en el baño dijeron:

- ¡Señora, ya llegó la ambulancia! - Maura acababa de entrar en el baño. Por lo preocupada que estaba no sintió el llanto del pequeño Matías.
- ¡Señora, Señora! ¡Oh, Dios mío! ¡¿Qué es lo que esta pasando en esta casa?!, ¡¿Acaso va a comenzar todo de nuevo?!